A insinuar me enseñó la censura, porque decĂa las cosas claras y eso me lo rechazaban. Hubo meses que me rechazaron hasta 4 novelas. Algunas novelas venĂan con tantos subrayados que apenas quedaba letra en negro. Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar. AprendĂ a contar lo mismo pero con sutileza, asĂ nunca me dejĂ© nada por decir.
Ni soy romántica ni escribo novelas románticas. Soy positiva y sensible, y escribo novelas de sentimientos, que no es lo mismo. Para mĂ, la novela puede ser sentimental, no me molesta que me encasillen en la novela rosa, pero es evidente que muchos ignoran que la denominaciĂłn rosa procede de cuando las tapas de la novela eran de ese color. El amor nunca pasa de moda y aunque mis novelas puedan parecerse entre sĂ, todas son diferentes. El desamor es lo que más está presente en ellas.